Tristán e Isolda

Tristán e Isolda

 

TRISTÁN E ISOLDA

La leyenda de Tristán e Isolda ha sido fuente de diversas manifestaciones artísticas, interpretaciones y adaptaciones desde mediados del siglo XVIII, y se difunde literariamente en el siglo XX cuando Joseph Bédier rescata los relatos El núcleo básico de la leyenda es el amor trágico entre Tristán e Isolda. Se trata de un amor que surge por accidente, ya que hay un error al beber el filtro mágico con que la reina, madre de Isolda, quería asegurarse la felicidad de su hija en su matrimonio con el rey Marco. Es un mito transmitido por las antiguas leyendas célticas, mito del Eros mortal, del adulterio y de la pasión destructora. Toda pasión como si fuese una enfermedad de fatal desenlace, destruye a los que se entregan a ella, tanto física como moralmente Toda pasión como si fuese una enfermedad de fatal desenlace, destruye a los que se entregan a ella, tanto física como moralmente Es sólo entonces, cuando su alma consigue liberarse gracias a una visión mística de la «mujer eterna», liberarse por una experiencia está tica del Eros cósmico, liberarse, por fin, para penetrar -en un ritmo dionisíaco- en la eternidad. Ebrio de una locura sagrada, y padeciendo la obsesión del terror y pánico que le produce la idea de volver a hallar viva a Isolda, rompe Tristán sus ligaduras para escapar definitivamente a una unión física con ella. Isolda también muere de muerte física para vivir la liberación de su alma en una visión mística. Los dos, Tristán e Isolda, alcanzan, al morir -como en una última revelación- la pasión total. El nombre «Tristán» es una palabra de origen celta: «Drestan», pero a su vez se relaciona con la palabra francesa «triste» que sugiere tristeza, lo trágico del personaje y de su amor.
La madre de Tristán, Blancaflor, muere en el parto, de modo que el niño se cría como huérfano porque su padre también muere poco más tarde.
Tristán recibe una buena educación como noble medieval. Maneja las armas, los caballos, la caza y sabe tocar varios instrumentos musicales. Cuando tiene quince años se traslada a Cornuailles donde su tío Marco es el rey. Pero Tristán finge ser hijo de un mercader, no quiere darse a conocer como el sobrino del rey. Aparece como modesto y sobre todo muy valeroso, pero quiere que reconozcan sus propios méritos.
Realiza una serie de proezas y hazañas y finalmente tiene que revelar su parentesco con el rey. Entre sus proezas se halla la de vencer al Morholt, hermano de la esposa de Gormond, rey de Irlanda. En ese enfrentamiento Tristán recibe una herida que será muy difícil de curar.
Toda la historia de Tristán tiende a resaltar sus cualidades. Posee muchas virtudes, es un personaje típicamente heroico. El hecho de que sea un héroe acentúa el sentido trágico de su amor
Algunos cortesanos celosos de Tristán presionan al rey para que elija una esposa y el sobrino no lo herede. Sin embargo, Tristán apoya la idea de que su tío se case. El que no tiene mucho interés en casarse es el mismo rey Marco, y para salir del paso dice que sólo contraerá matrimonio con una mujer muy especial…
Esa mujer es la dueña de un cabello rubio que unas golondrinas habían dejado caer en su ventana
Cuando el caballero explica la historia del cabello rubio, todos se ponen de acuerdo y se formaliza la boda entre Marco e Isolda.
Sin embargo, Isolda no está muy feliz de casarse con un desconocido. Conoce a Tristán pero no conoce a su tío Marco. Y también se siente un poco desairada como mujer, pues el joven y valiente Tristán la está pidiendo para otro hombre. Por eso su madre le prepara una poción mágica de vino y hierbas que es un filtro de amor para asegurarse la unión de los futuros esposos. El poder del filtro era inmenso, la pareja que lo probara no podría evitar amarse durante tres años ni vivir separada sin atroces tormentos.
La versión de la leyenda de Béroul cuenta que el efecto del filtro dura tres años y que no lo tomaron por equivocación sino que la criada Brengain se lo dio a propósito. La orden de la reina era que Isolda y el rey Marco tomaran el brebaje la misma noche de bodas.
Por el contrario, toda la tradición legendaria señala que hubo un error: Brengain tomó un recipiente por otro inadvertidamente durante el viaje de la pareja hacia Cournailles, donde Isolda se casaría con Marco.
En cuanto toman el brebaje, nace el amor apasionado e incontrolable que los unirá hasta la muerte. Tristán e Isolda se aman durante el viaje por mar, de modo que Isolda pierde la virginidad.
Muchos autores afirman que el filtro mágico es sólo un símbolo del poder natural del amor, cuyos efectos no pueden limitarse a un determinado espacio de tiempo. El brebaje sería una expresión poética del poder del amor que domina sobre la razón y la voluntad humana, poder que se manifiesta en el amor y coloca a éste por consiguiente fuera de toda ley.
Isolda se angustia porque no puede llegar al matrimonio como doncella y le pide a Brengain para que ocupe su lugar en la noche de bodas. Este constituye el primer engaño de Isolda, luego habrá muchos otros para que Marco no descubra la relación de la pareja.
Ambos se ven con frecuencia a escondidas. Se trata de una pasión prohibida que viola todas las normas: las divinas, las políticas, las sociales, las familiares… Pero la pareja empieza a ser atacada por los enemigos de Tristán, celosos y envidiosos del sobrino del rey.
Los opositores cortesanos consultan al enano Frocín que era mago y astrólogo, y éste le revela al rey los encuentros clandestinos de la pareja.
Frocín trama un plan: Marco debe fingir que se va a cazar, pero en realidad se subirá a un pino para ser testigo del encuentro de los amantes junto a la fuente.
Tristán e Isolda, en su encuentro secreto, ven el reflejo del rey en el agua. En este preciso momento se inicia el fragmento que se conserva del juglar Béroul, escrito en verso.
La escena del pino es célebre. La pareja actúa con mucha habilidad. Los dos mantienen una conversación fingiendo ser inocentes. Isolda, también llamada Iseo, jura ante Dios su lealtad:
«¡Pero yo reclamo ante Dios mi lealtad,
Y que éste envíe contra mí ejemplar castigo,
Si alguna vez otro que quien
Me tomó virgen obtuvo mi favor
Un solo día hasta hoy!»
La que dice Isolda no es la misma verdad para Marco que para Tristán. El que la tomó virgen fue Tristán, pero el rey que la oye desde el pino piensa que fue él. La ambigüedad aparece como el arma de la inteligencia.
En la historia de los amantes, se destaca la acción de los opositores. Reiteradamente la pareja debe enfrentar los obstáculos de las fuerzas adversas, lo cual se desprende naturalmente del desarrollo de una pasión que transgrede todas las normas.
El juglar, adhiriendo a la pareja, suele llamar «felones» a los múltiples oponentes del amor infractor.
Los enemigos de Tristán junto con el enano Frocín vuelven a tenderle una trampa.
El enano esparce harina junto a la cama de Tristán y el rey Marco deja sola a Isolda en su cama para tentar a su sobrino.
Tristán, que es un personaje con tantas virtudes, actúa sin embargo de un modo insensato llevado por el poder loco e irracional de su amor y su deseo por Isolda. Había recibido una herida y deja un rastro enorme de sangre tanto en la cama del rey junto a Isolda como también sobre la harina. Mantiene una conducta contradictoria: por un lado, se da cuenta de la trampa que fue organizada por el enano Frocín y salta para que no queden sus huellas pisando la harina. Pero por otro lado, Tristán no piensa en su herida y gotea sangre de ella sobre la harina y sobre la cama del rey Marco.
Esta imprudencia del sobrino del rey, se debe al frenesí del delirio amoroso, que es lo que caracteriza a la pareja de Tristán e Isolda. La pasión es la tono dominante.
Ambos viven un amor prohibido, loco y ciego a la vez. Es un amor trágico, además de ser prohibido, porque los lleva a la destrucción y a la pérdida
Con la trampa de la harina, la pareja es descubierta y apresada por los servidores del rey. El autor siempre se muestra a favor de la pareja y por eso dice:
«¡Oh Dios! ¿Por qué no los mató?
A mejor arreglo habría llegado.»
La herida sangrante de Tristán simbólicamente representa el deseo incontenible. Tristán sangra de deseo, y no puede controlar las huellas de ese deseo feroz.
Las diversas heridas de Tristán pueden reunirse simbólicamente en una sola: la herida del amor, herida que sólo Isolda puede sanar.
El poeta afirma que Tristán debería haber matado a los traidores que lo apresaron, porque después no tendrá oportunidad de defenderse.
Tristán e Isolda dependen siempre uno del otro. Se muestra a sus personajes siempre relacionados entre sí, lo que le ocurra a uno de ellos dos repercute en el otro.
El castigo cuando los descubren con la trampa de la harina, consiste en que el rey Marco los condena a ambos (Tristán e Isolda) a morir quemados en la hoguera. El fuego es un símbolo de la pasión.
Alguna gente le pide al rey que los perdone y muestre clemencia ante su conducta, pero el rey está en verdad irritado y su furia irracional linda con el afán de venganza y revanchismo más que de castigo ejemplar.
La leyenda de Tristán e Isolda ha sido fuente de diversas manifestaciones artísticas, interpretaciones y adaptaciones desde mediados del siglo XVIII, y se difunde literariamente en el siglo XX cuando Joseph Bédier rescata los relatos fragmentarios y la redacta con elegancia y encanto.
Resulta una historia tan atractiva como suelen serlo todas aquellas de pasiones intensas y prohibidas. El desenlace trágico no atenúa, sino que subraya, la enorme carga de pasión que domina a los personajes, y los hace encontrarse y amarse una y otra vez superando obstáculos y barreras.
Detrás del drama están los arquetipos: la madre que da a la hija el veneno y el antídoto para su viaje hacia la vida conyugal, que, en realidad, es un viaje hacia la muerte, y Morold, el gigante irlandés, que busca en Cornualles, como el Minotauro, mujeres jóvenes y gente joven como tributo. En el caso de Wagner este personaje de leyenda se convierte en el prometido de Isolda, con el que pelea Tristán. La espada de Morold está envenenada y Tristán, tras esta lucha con el monstruo, ya no tiene esperanzas de sanar. Sin velas, sin remos y sin timón, Tristán, herido, sube al barco que le llevará al lado de Isolda, la única capaz de salvarle. ¡Qué imagen la de esta salida mística, la de esta entrega a una gracia desconocida!
Conclusión de la pasión en la muerte: este elemento místico descubre la significación profunda del mito de Tristán que, en la tradición de las leyendas a través de los siglos -exactamente, como el mito en el «Anillo» y en «Parsifal»- fue ocultada y oscurecida por accesorios épicos, pintorescos y morales. No ha sido casualidad que el mito de Tristán, como del de Don Juan, haya encontrado su expresión definitiva y perfecta en la ópera y en la música. La música sola es digna de la tragedia, por ser a la vez su madre y su hija.

Cierre los ojos y ¡Escuche!